Exponer un trabajo

Primeras consideraciones:
Durante el curso tendrás a veces que realizar presentaciones en público, exponiendo tu trabajo delante de los compañeros. Aunque esta situación puede generar cierta ansiedad, es conveniente ver su lado positivo ya que se trata de una oportunidad de lucirse, además se gana experiencia de hablar en público.




En todo caso, esa tensión que es normal que surja se puede combatir con ejercicios de relajación (tanto la noche anterior como la mañana del día de la presentación). Si bien, la mejor manera de combatir los nervios es una buena preparación.

A diferencia del trabajo escrito en el que lo terminas en la tranquilidad de tu casa, realizando todas las modificaciones necesarias antes de entregarlo, la exposición oral se ejecuta delante del profesor y de los compañeros, sin posibilidad de corrección de errores, por lo que tiene que estar perfectamente preparada.

Debemos tener en cuenta:
En el trabajo escrito se puede profundizar y aportar numerosos detalles ya que el lector dispone de tiempo para captar y entender la exposición (puede volver a releer el trabajo si algún punto no le ha quedado claro).
En la presentación hablada el oyente únicamente dispone de una oportunidad para entender lo que allí se expone; si algo no le queda claro no tiene la oportunidad de volver atrás.

Esta limitación te obliga a ser lo más claro posible: estructuras de las oraciones simples y vocabulario directo (depurado y preciso pero entendible por todos los presentes).


En una exposición oral no se deben transmitir muchos mensajes (la capacidad de captación del público es limitada), Hay que centrarse en unas pocas ideas principales e incidir sobre ellas.


Debes de conseguir captar la atención del público y para ello es fundamental que la exposición sea lo más amena posible, incorporando algún toque de humor, ayudándose de ejemplos y anécdotas, etc.

Debe cuidar la entonación, jugar con la modulación, evitar un tono monótono (típico error) que termina por aburrir a los presentes. Esto se puede ensayar grabando el discurso y escuchándolo.


No te debes limitar a leer un texto (resultaría sumamente aburrido), además te impediría mantener un contacto visual con el publico. Debes preparar su exposición de memoria y llevar un pequeño índice que te sirva de guía.


Tienes que cuidar la indumentaria, ir vestido algo más formal de lo habitual. La imagen que se transmite es muy importante.


Debes cuidar tus gestos y movimientos: no sólo se comunica a través del lenguaje verbal sino también a través del lenguaje no verbal (posturas, movimientos, gestos, expresiones de la cara, etc).

El mensaje que se transmite con el lenguaje no verbal puede ser a veces más potente que el que se transmite con palabras y en ocasiones pueden ser contradictorios. Por ejemplo, decir "para mi resulta un placer poder presentar este trabajo" y al mismo tiempo transmitir una imagen de nerviosismo, ansiedad, incomodidad.


El lenguaje no verbal hay que ensayarlo en casa, delante de un espejo o de alguna persona de confianza, que le indique a uno donde falla, qué debe corregir.

El estudiante debe transmitir seguridad y para ello es fundamental una buena preparación. Una imagen de nerviosismo puede llevar a pensar que la exposición no está suficientemente preparada.


Los dos momentos principales de una presentación hablada son el principio y el final.

Al principio te juegas el conseguir captar la atención del público (si no la captas entonces difícilmente lo vas a hacer luego). En esta fase debes ser especialmente claro y comunicativo, generando entre el público "curiosidad" por lo que va a exponer.


Al final del discurso, en las conclusiones, debes recalcar las ideas principales que has expuesto y los argumentos que las apoyan. Probablemente sea lo único que al final recuerde el público de toda la exposición.


La presentación gana mucho si se acompaña de apoyo visual (diapositivas, transparencias, pantalla del ordenado proyectada.). Transmite una imagen de profesionalidad y facilita la comunicación con el público.

No te debes limitar a leer el texto de la presentación, debes utilizarlo de soporte pero desarrollando las ideas con sus propias palabras.

Durante los ensayos es importante medir la duración de la exposición para tratar de que se ajuste a la duración prevista (que no resulte ni demasiado larga ni demasiado corta).


Durante la exposición es conveniente colocar el reloj en algún lugar donde discretamente se pueda ver (sin tener que mirar su muñeca). Esto permitirá ir controlando que la exposición se va ajustando al tiempo previsto.


Cuando se realiza una exposición oral es conveniente ofrecer al público asistente la posibilidad de realizar preguntas al final de la exposición. Transmite la impresión de que se domina el tema.

Las preguntas hay que contestarlas de forma precisa pero escueta, sin rodeos. Si una pregunta no se sabe contestar no pasa nada, simplemente habrá que indicar que en ese momento no se puede responder pero que se consultará y a la mayor brevedad se dará una respuesta. Lo que nunca se debe hacer es inventar la respuesta.


Más consejos.
Explica en todo momento por qué pasas de un punto a otro, qué relación hay entre una idea y la siguiente (son las llamadas transiciones), sin ellas, el auditorio se pierde.

Habla en un lenguaje claro, concreto y asequible. Pon ejemplos, cuenta historias pertinentes que sirvan como ejemplo de lo que quieres decir. “Lo que no se entiende, no se atiende”.

Di lo que te gustaría que te dijeran, explica lo que te gustaría que te explicaran.

Evita las divagaciones y el relleno. Normalmente, los oradores poco expertos pierden mucho tiempo ofreciendo al principio informaciones irrelevantes o meras erudiciones, y luego, cuando llegan a la parte más interesante o práctica, se acaba el tiempo y se quedan a medias.

Vocaliza bien pero habla bastante rápido. Si hablas despacio, la gente se pone a pensar en otra cosa. Evite la monotonía en la voz.

Consigue que la gente se ría, o al menos sonría, en algún momento.

No leas tu discurso.